miércoles, 25 de abril de 2012

Tercera clase, parte I, poesía modernista: Rubén Darío

Tercera clase 
Primera parte 
Poesía modernista: Rubén Darío

Antes que nada un pedido de la profe que aclaró que deben cumplir con el 75% de la asistencia para seguir en al materia porque ha tenido muchos problemas administrativos, así que si no es por razones de fuerza mayor asistan, si no presenten los certificados correspondientes, no se dejen estar. No piensen que este blog está pensado para que falten, yo subo mis apuntes, que insisto, son subjetivos y hasta pobres frente a la dinámica de la clase.

La clase comenzó con una recuperación de algunos de los temas que surgieron a partir de la lectura, la clase pasada, del poema XLIII de José Martí (subido en el post anterior). Entre ellos se destacó como el cuerpo de la mujer aparece fragmentado, lo que se relaciona con la idea de Barthes de que el lenguaje erotiza el cuerpo porque lo fracciona, como a todo. Como ejercicio nos plantea que pensemos como ha variado en la historia Por ejemplo, en Mme. Bobary se destaca un pie como parte del cuerpo erotizante, aquello que deja ver el ruedo de la pollera que significa una suerte de dimensión de su mundo. En cambio, para los modernistas lo erótico se va a encontrar en el cuello, en las orejas y en el pecho femenino. Hoy en día ya se ha deserotizado ese cuerpo por tanta exposición.

Otro tema que surgió es cómo la vestimenta también connota significados y se detuvo en los sombreros, ya que en un trabajo sobre la moda, Benjamín plantea que la forma de ponerse un sombrero en una mujer (si dejaba ver los ojos, si los tapaba, si tapaba uno sí y otro no, etc.) configuran las maneras de conectarse con la mirada femenina. Pues la mirada, en este mundo modernista va a ser fugaz, Boudelaire trabaja esta idea de ese encuentro y última mirada que se da entre al multitud que se lleva a ese otro. Cuando dos sujetos se encuentran casualmente en la calle y se miran penetrantes, hay algo que los separa y les impide volverse a encontrar. Para esto recomendó que leyésemos "A una transeúnte (A une passante)".

Continuando con la idea de la mujer en el modernismo planteó que la mujer dentro de este sistema ocupa un lugar de espera y entrega, una geisha generalizada.

Ahora pasamos a ver en Rubén Darío cómo pone en escena ese lugar de la mujer en el imaginario modernista con la lectura del poema "De invierno". Aquí se destaca la mirada del que llega al "bulín" y se encuentra con su amante que lo espera. También aparece un "leiv motif" que se desarrolla en el siglo XIX, como plantea Boudelaire, que es el del "calor del hogar" como lucha contra el frío externo. El poeta y teórico francés va a ver cómo la literatura se convierte en símbolo que el poeta debe descifrar, esto lo tomará el modernismo. Como también tomará temáticas del clasicismo. 

Otro punto en que se centró en la lectura del poema fue en el verso "Como una rosa roja que fuera flor de lis", en donde en esa utilización de la flor se está planteando una desfloración. También se destaca lo "kitsch" del ambiente rodeado de objetos lujosos como esas telas pesadas.


Ahora pasamos a otro poema para cerrar esta idea de la mujer que plasma el modernismo y Rubén Darío en "Venus" en el cual se destaca nuevamente a la mujer dentro de una jaula de oro, rodeada de lujos. En primer lugar, en su título se puede ver primero una fuerte marca con la tradición grecolatina, mientras que, en segundo lugar, se puede observar la admiración del poeta por la mujer Sujeto, la mujer de carne y hueso que desplaza a la virgen.


"Ite missa est" (afuera la misa se acabó) muestra esa idea anterior concretada, ya la mujer a la que se devociona no es a la virgen sino a la de carne y hueso que puede devolver el amor, las caricias y los besos al amante. Se destaca la idea de que hay que adorar a una mujer que concibe. Eloisa es el símbolo del amor está tan enamora de Abelardo que al morir éste  mezcla sus cenizas en una copa y se las toma; máxima expresión de la pasión amorosa (esto se puede ver, también, en el cuento "Amada en el amado" de Silvina Ocampo, título que está sacado de la Canción II: LA NOCHE OSCURA de San Juan de la Cruz). Esto se relaciona también con el canibalismo que es una forma de consumir la energía del otro.