Tercera parte y final de clase dos
Apuntes Cecilia Caruso
Parte en la que yo fui a sacar fotocopias
Quiroga:
Tiene muy en cuenta la forma de su escritura
(relación con Poe)
Reflexiona sobre la escritura de los cuentos
en:
El manual
del perfecto cuentista (que sale publicado en la revista El hogar) y
en Los trucs del perfecto cuentista.
Algunas de las reflexiones de Quiroga sobre la
buena escritura de los cuentos son:
Debe existir una relación necesaria entre el
comienzo y el final.
Debe tenerse en cuenta al final desde el
comienzo de la escritura.
El cuento debe tener un leit motiv conductor.
Debe comenzarse “in medias res” (en palabras
de Quiroga, desde una “frase complementaria”)
El personaje surge ex nihilo y se completa (concepto de la crítica alemana Kate
Hamburguer)
Debe crearse un efecto sorpresa: trabajar la
escritura revirtiendo el lugar común.
Tiempo: los cuentos deben leerse desde una
sola sentada.
Quiroga logra una renovación del gótico. Toma
temas del gótico pero los atraviesa con la técnica que lo obsesiona. Lo
irracional iluminado por la técnica.
Tener en cuenta que el gótico es antecedente
del fantástico.
Temáticas:
Lo otro dentro de uno mismo. En lo otro se
deposita todo aquello que se niega de uno. (Pensar que estos conceptos son pre
freudianos).
El gótico está situados en los límites de la
cultura burguesa y entra en relación dialógica con ellos, canaliza deseos (ver
el ensayo Fantasy de Rosemary Jackson). Similar a lo que ocurre en
la pintura de Goya: “El sueño de la razón produce monstruos.”
El gótico nombra aquello que socialmente no
puede nombrarse. Por otro lado, tiene
una mirada pesimista, no apuesta al progreso.
Retomando el tema de la muerte, cuando aparece
un relato, MUERE el autor (dejándole el lugar al narrador). Existe un ensayo de
Foucault sobre el Canto VIII de La odisea en el que relata cómo Ulises llora
como una viuda cuando escucha sus aventuras en boca de otros: en ese momento
sus historias ya no le pertenecen.
La profesora nombra textos c omo el de Silvina
Ocampo “Yo sin mí” y nombra el concepto de desdoblamiento en literatura: el que
enuncia y el enunciado.
Monstruos del fantástico: provocan atracción y
horror. Están en el límite, al borde
entre la vida y la muerte.
Provocan atracción erótica. El VAMPIRO figura
erótica por excelencia. El vampiro succiona sangre, todo lo que en literatura
nombre fluidos posee un componente erótico.
La profesora nombra el ensayo de Georges
Bataille: El erotismo y el concepto de “pequeña muerte” del que
habla el autor.
Nombra también la película El imperio de los
sentidos (1976, Dir: Nagisa Oshima) donde también aparece el concepto de muerte
ligada al sexo.
La literatura crea un continuum: disuelve a la muerte
(Tristán e Isolda - Romeo y Julieta).
Concepto de muerte como elemento que le da sentida a la vida.
La muerte hace a la eticidad del hombre porque no sabe cuándo
va a morir. El hombre no decide cuándo se nace y cuándo se muere.
El erotismo y el vampirismo están ligados.
La inmortalidad implica continuarse en el otro (nuevamente
concepto erótico)
Mujer vampiro: atracción ilimitada en el hombre. El hombre
vampiro, también, produce fascinación en la mujer.
Los modernistas intentan descubrir el misterio de la creación
del universo por analogía con la creación del hombre, la reproducción humana.
El deseo de los modernistas es descubrir la realidad a través
de la palabra.
La obsesión modernista por la mujer, su belleza, su
cuerpo, entonces, está ligada al deseo
de conocer el universo.
Esto puede leerse en Lugones en “Los doce gozos de los
crepúsculos del jardín” y en el poema XLIII de José Martí:
Poema XLIII
Mucho señora daría
José Martí
Mucho, señora, daría
Por tender sobre tu espalda
Tu cabellera bravía,
Tu cabellera de gualda:
Despacio la tendería,
Callado la besaría.
Por tender sobre tu espalda
Tu cabellera bravía,
Tu cabellera de gualda:
Despacio la tendería,
Callado la besaría.
Por sobre la oreja fina
Baja lujoso el cabello,
Los mismo que una cortina
Que se levanta hacia el cuello.
La oreja es obra divina
De porcelana de China.
Baja lujoso el cabello,
Los mismo que una cortina
Que se levanta hacia el cuello.
La oreja es obra divina
De porcelana de China.
Mucho, señora, te diera
Por desenredar el nudo
De tu roja cabellera
Sobre tu cuello desnudo:
Muy despacio la esparciera,
Hilo por hilo la abriera.
Por desenredar el nudo
De tu roja cabellera
Sobre tu cuello desnudo:
Muy despacio la esparciera,
Hilo por hilo la abriera.
El poeta va discurriendo desde la cabellera y el cuello de la
mujer, hasta el monte de venus. Lo hace a través de la descripción del cuerpo
de la dama pero también a través de los tiempos verbales: 1° y 2° estrofa: condicional
(“daría”), última estrofa: subjuntivo (“diera”), tiempo verbal ligado al deseo.